Tanto automóviles como motocicletas se caracterizan por contar con un motor como principal elemento técnico que se encarga de ponerlos operativos, razón por la cual bien se puede decir de forma metafórica que los motores vendrían a ser el corazón del vehículo, siendo así que si falla su uso prácticamente se quedarán inoperativos, o mejor dicho, sin movimiento. No todos los motores son similares, habiendo dentro de este término una gran variedad de subdivisiones que vale la pena poder conocer para entender todos lo que se esconde detrás de ellos.
Para iniciar, entendamos el funcionamiento de un motor, dedicándose a poder transformar un tipo de energía a otra más bien mecánica que se encargue a poder generar el tan ansiado movimiento en las ruedas.
En el caso de los coches y motocicletas el tipo de motor que se presenta es el de combustión interna, los cuales trabajan con energía térmica en base a combustión de algún tipo de combustible tal como la gasolina o gas natural.
Aparte también encontramos a los denominados motores eléctricos, los cuales se han convertido en una alternativa muy popular dentro del auge de los coches híbridos, funcionando en base a una batería recargable muy similar a la que podría tener un celular pero mucho más potente, por poner un ejemplo reconocible.
Aparte de ello, los motores no cuentan con similares características o rendimiento, por ejemplo un coche deportivo no va a tener la misma potencia que uno urbano compacto.
La potencia es un factor que se mide según la unidad de tiempo a una determinada velocidad de giro, dependiendo en cierto modo de esto y de otros como la cilindrada la velocidad en kilómetros por hora que adquirirá el vehículo en cuestión.