El Renault R25 es uno de los clásicos de la marca francesa. Y lo es por potenciar virtudes canónicas de lo que un buen coche debe ser, un vehículo resistente, espacioso y confortable, a las que sumó innovaciones específicas que lo pusieron a la vanguardia del mercado automotor europeo desde el año de su lanzamiento, 1984.
Entre sus diseñadores se cuentan Gaston Jucket y Robert Opron (de Citroën), que apostaron por un diseño de 5 puertas y más importante aún, por principios aerodinámicos para reducir el arrastre, mejorando el aprovechamiento de la gasolina y optimizando la velocidad (muchos conductores fueron detenidos por la policía al sobre pasar las límites permitidos… sin si quiera advertirlo). En el diseño del interior del auto dejó su firma Marcelo Gandini (de Lamborghini), responsable de sofisticaciones como el mando a distancia para el equipo de música.
En 1988 el R25 vivió una reestilización que lo mantuvo como la mejor opción para el mercado francés, pues en sus adelantos Peugeot y Citroën no habían desarrollado lo suficiente el equilibrio entre la potencia y el rendimiento del motor.
Su producción fue descontinuada en 1992. Durante los años de esa década la fuerte carrocería del R25 lo hizo popular aún para el segundo uso, sobre todo sus versiones de 4 cilindros.